Perdida en una «selva oscura» cual Dante en la Divina Comedia, atacada por un león, un leopardo y una loba, imposibles de evadir; nuestra patria se encuentra en el vestíbulo del infierno impedida de llegar a la senda verdadera. Primero hubo un rumor de que venían por todo y por todos, después ocurrió un suceso y finalmente se sucedieron los acontecimientos políticos que estamos viviendo.

La Corte Suprema de la Justicia de la Nación, ha aplicado el derecho, pero no ha hecho justicia. Ha tratado como iguales, a los que no están en las mismas condiciones. Son todos presos… pero no todos los presos están por el mismo delito. Algunos son delincuentes, otros genocidas. Dijeron que se les presentó un dilema moral que debía ser resuelto con la estricta aplicación de la Constitución y las leyes. 

Quizás Gustav Radbruch, pueda ayudarlos con lo que aprendió después de la Segunda Guerra Mundial: «Cuando la ley escrita sea incompatible con los principios de justicia sustancial, a un nivel intolerable, o cuando la ley estatuaria se encuentre explícitamente en abierta contradicción con el principio de igualdad que constituye el fundamento de toda justicia, el juez debe abstenerse de aplicar esa ley, por razones de justicia sustancial».

También dijeron, que si el legislador no previó un régimen diferenciado que excluyera la aplicación de la ley penal más benigna a los delitos de lesa humanidad no lo puede hacer ahora el juez, pues de otro modo éste se convertiría en aquel, violentándose el principio constitucional de división de poderes.

Quizás los juicios de Núremberg puedan ayudarlos. Se crearon posteriormente a los hechos, el Tribunal y las figuras legales penales como «Crímenes de Guerra o Contra la Humanidad», para perseguir, detener y juzgar a los nazis. Porque habían rebasado todos los principios que diferencian al ser humano de la bestia amparándose en el poder y en el miedo de sus víctimas. Porque no se trataba sólo de castigar a los culpables, sino de que esos hechos no volvieran a ocurrir. Porque son hechos cometidos contra la inmutable ley eterna.

Hoy, este fallo hace recordar aquellas palabras con las cuales se dio a conocer la sentencia en esos juicios: «El puñal del asesino se oculta bajo el manto del jurista». Porque ser sólo la boca de la ley, no es la tarea de un jurista. Porque la tarea del Poder Judicial, órgano contramayoritario, debe ser prudente y respetuosa de la soberanía del pueblo, al cual sirve y del cual se nutre.

Por eso, no podemos quedarnos callados, por eso repudiamos enérgicamente este fallo que puede hacer pensar a algunos que, colaborar en destruir a otro argentino y al pueblo en su conjunto no tiene castigo. Porque otra decisión era necesaria y posible. Porque nuestra Constitución es para gobernar a los hombres con grandeza y equidad, pero también con verdadera justicia.